Las excusas han llegado lejos por parte del ex campeón estadounidense Deontay Wilder desde que perdió la revancha y su cinturón de peso pesado del WBC ante Tyson Fury por TKO en el séptimo asalto en febrero de 2020.
Wilder ha afirmado que su ex co-entrenador Mark Breland no debería haber tirado la toalla en el ring para detener la pelea, que su controvertido traje de ring era demasiado pesado, que los guantes de Fury estaban cargados y hasta que su agua estaba alterada.
Fury ha escuchado todo y no fue hasta su llegada a Las Vegas que habló de la endeble fortaleza mental de Wilder, que se refleja en no poder aceptar la primera derrota de su carrera.
"Esto sólo demuestra que estoy viviendo en la mente de Wilder sin pagar alquiler todo el tiempo (durante) dos años", dijo Fury a DAZN News . "Cada vez que se mira en el espejo, ve a Tyson Fury. Cada vez que se va a la cama antes de cerrar los ojos por la noche, ve a "El Rey Gitano". Todo lo que piensa al despertarse por la mañana, piensa en Tyson Fury. Incluso cuando se va a dormir por la noche con sus señoras, piensa en Tyson Fury. Hay que estar loco para estar obsesionado con un hombre como yo. Es una locura".
Durante la conferencia de prensa, Fury siguió con el ataque y aseguró que esas declaraciones solo se entienden si se califica a Wilder como un hombre de mentalidad pequeña, con miedo.
La única excusa que ha parecido molestar a Fury más que nada es el traje que Wilder usó durante su entrada al ring. El llamativo traje pesaba aproximadamente 20 kilos, y el nativo de Alabama dice que le debilitó las piernas y que por eso fue derribado dos veces por Fury.
Fury aseguró que le molesta que Wilder no pueda asumir el hecho de que perdió limpiamente hace casi 20 meses.
"Ha sido una vergüenza para el boxeo estadounidense", dijo Fury. "Porque se supone que este tipo es el campeón del mundo de los pesos pesados de Estados Unidos, y se le ocurren excusas como ésta en el escenario global, con el mundo mirando. Es absolutamente patético. Nunca he visto nada parecido. Y es una vergüenza no sólo para el boxeo, sino para su país, para su familia también. Para hacer todas estas excusas patéticas sobre por qué perdió la pelea, cuando todo lo que tenía que hacer era extender la mano y decir, 'Juego limpio. Me ganaste en la noche, y te veré en la [tercera pelea]'. "