En los preparativos del combate del sábado ante Dillian Whyte, Tyson Fury afirmó que se retiraría tras la contienda.
Fury se deshizo de su retador con un solo golpe para enviar a Whyte al país de los sueños en un abarrotado estadio de Wembley y retener así la corona de peso pesado del WBC. Sin embargo la conversación sobre el retiro se detuvo en seco.
Fury dejó la puerta abierta durante su entrevista posterior al combate al decir:
"Creo que esto es todo. Este podría ser el telón final para The Gypsy King", dijo Fury mientras el campeón de los pesos pesados de la UFC, Francis Ngannou, merodeaba por el fondo y hablaba con la gente cuando el inglés le hizo un gesto para que se acercara. Entonces le preguntaron a Fury si Ngannou sería su próxima pelea en lugar de enfrentarse posiblemente a Anthony Joshua u Oleksandr Usyk por el título indiscutido.
"Soy el campeón de los pesos pesados del boxeo. (Ngannou) es el campeón de los pesos pesados de la UFC", dijo Fury. "Está en gran forma. Mira los músculos que tiene".
"Quiero saber quién es el hijo de puta más malo del planeta", exclamó Ngannou.
Fury y Ngannou fueron todo sonrisas e intercambiaron apretones de manos. ¿Será una posible pelea dentro del ring de boxeo o en el famoso octógono?
"Esta va a ser una pelea muy especial", dijo Fury. "Nunca antes visto en la historia de nuestro deporte. No estamos hablando de tipos de peso kilo en 60 kilos. Yo peso 120 kilos y él más o menos anda por el peso. Va a ser una pelea explosiva cuando se produzca".
"Va a ser una pelea híbrida con un tipo diferente de reglas", añadió Ngannou. "Guantes de MMA en el ring. Un poco diferente".
Ngannou subió al octágono por última vez en UFC 270, venciendo a Ciryl Gane por unanimidad para convertirse en el campeón indiscutido de peso pesado. Actualmente está apartado hasta al menos finales de 2022 o principios de 2023 después de someterse a una importante operación de rodilla después de la pelea.