Todo estaba en marcha para que Vergil Ortiz peleara en marzo de 2022 contra Michael McKinson, alineado. Parecía estar preparado y en el momento ideal para que este fuera el año en el que llegara la oportunidad de título mundial.
Pero la vida no siempre te da lo que quieres. Durante la semana de la pelea, a Ortiz se le diagnosticó rabdomiólisis, una enfermedad en los músculos. Fue al hospital y se vio obligado a abandonar la pelea.
"Sólo unas semanas antes de la pelea, tal vez casi un mes", recordó para DAZN News Ortiz. "Pero ya sabes, lo atribuimos a la fatiga, a la debilidad. Algo que pasara muy rápido. Pero no pasó. En realidad siguió empeorando. Así que nos hicimos un chequeo. Fue entonces cuando un médico me diagnosticó lo que fuera (rabdomiólisis)".
Mientras que Ortiz resolvía su caso médico, McKinson (22-0, 2 KOs) decidió mantenerse en el cartel esa noche, pero tuvo que encontrar un nuevo oponente. Después de algunas negociaciones fallidas, fue Alex Martin quien dio un paso al frente. Y el inglés consiguió hacer el trabajo, con una decisión unánime.
Ortiz no sabía cómo se sentía hasta la noche de la pelea, cuando McKinson y Martin estaban en el ring. Entonces se dio cuenta de que no estaba haciendo lo que le gusta:
"Fue frustrante", dijo Ortiz. "No me sentí necesariamente frustrado en ese momento. Pero definitivamente la sentí la noche de la pelea cuando estaba viendo a el que iba a ser mi rival. Y yo estaba como, 'Debería haber sido yo ahí fuera ahora mismo".
Ortiz (18-0, 18 KOs) no estuvo demasiado tiempo fuera de combate. Estuvo encerrado durante unas tres semanas, tocando la guitarra y jugando a los videojuegos antes de ir al gimnasio y prepararse para su regreso al ring. Mientras Ortiz se recuperaba, la gente decía que no debía seguir compitiendo en el peso welter y que debía subir a las 154 libras, ya que achacaban el diagnóstico a un duro corte de peso, aunque sus síntomas no estaban relacionados con ello.
"Ellos no fueron parte del campo de entrenamiento, y no saben lo que pasó", replicó Ortiz. "Así que lo dejé de lado. No me importaba lo que tuvieran que decir".
"Hacer peso no es una cosa fácil tal y como está. Pero me quedo hasta que consiga un título mundial. Y no es que me esté obligando a quedarme. Me siento muy bien".
Cuando llegó el momento de elegir de nuevo un oponente para el regreso de Ortiz, su promotor, Oscar De La Hoya, buscó para conseguirle una gran pelea. Pero el camino les llevó de nuevo a McKinson.
Es una pelea que McKinson quería y una que Ortiz, de 24 años, sentía que estaba destinada a suceder.
"Espero seguir invicto, ¿verdad?", dijo Ortiz. "Ese es siempre el objetivo. En cuanto a por nocaut, realmente no lo sé. No voy a ir por el nocaut, especialmente con un tipo como este. Si vas a por el nocaut contra el tipo que ya te está esperando para entrar con sus trampas y todas esas cosas, lo vas a pasar mal. Así que vamos a ir y tomar las cosas como van, tomarnos nuestro tiempo, y lo sacaré de ahí si se presenta la oportunidad".