La alegría y emociones desenfrenadas que emana de Yordenis Ugas es comprensible.
El campeón del peso wélter de la WBA fue elegido como sustituto de última hora de Errol Spence para enfrentarse a la leyenda Manny Pacquiao el 21 de agosto, lo que supone para el boxeador cubano el haber sacado la lotería al aterrizar su mayor combate hasta la fecha.
Ugas esta acostumbrado a pelear incluso cuando no está sobre el ring, en su día a día batalla continuamente contra la dictadura que gobierna su país de origen y trata de ayudar a alcanzar la libertad de las personas que viven en él.
Eso ha sido un elemento básico en la vida de Ugas, con constantes recordatorios a su lado.
El jueves, Ugas utilizó su cuenta de Twitter para desearle a su madre un feliz cumpleaños. Aunque el mensaje estaba lleno de calidez y amor, también sirvió como una dosis inquietante de su dura realidad actual.
Tras ganar la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 2008, Ugas desertó de Cuba en 2010, embarcándose en un viaje desde México hasta Miami, a donde se trasladó para trazar su carrera de boxeo profesional.
Esa decisión allanó el camino para llegar a campeón del mundo, pero separó a Ugas de su madre, a quien no vio a lo largo de nueve años.
"Fue lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida", dijo Ugas a DAZN News en entrevista. "Nueve años sin ver a mi familia, no solo a mi madre. Fue muy difícil porque me fui buscando ser campeón del mundo y tratando de ser libre más que nada."
A través de los años, Ugas se enfrentó a su cuota de desafíos con derrotas consecutivas ante Emmanuel Robles y Amir Imam en 2014 provocando más de dos años de ausencia del boxeo antes de volver a dedicarse al deporte con el icónico entrenador cubano Ismael Salas a su lado.
La vinculación con Salas demostró ser prudente ya que Ugas ha ido 11-1 desde entonces, incluyendo una estrecha derrota por decisión dividida ante el ex campeón mundial estadounidense Shawn Porter en una pelea de marzo de 2019 que muchos sintieron que el peleador cubano hizo lo suficiente para ganar.
Aunque en ese momento no reclamó el título, Ugas (26-4, 12 KOs) conquistó el campeonato mundial de peso welter de la WBA al derrotar a Abel Ramos en una decisión dividida propia en septiembre.
Sin embargo, para entonces un dolor recurrente había vuelto a aparecer, ya que el reencuentro con su madre después de nueve largos años sin verla resultó ser breve.
Llegó el año 2020 y el COVID-19 puso el mundo al revés, distanciando de nuevo a Ugas de su familia en Cuba.
"Ahora, no verlos a causa de la pandemia, es algo que nunca pensé que fuera a suceder de nuevo", dijo Ugas. "Así que es una especie de pesadilla que revive, pero estamos aprovechando y tratando de ver cuándo vamos a volver a vernos".
Así pues, la lucha continúa. En todo caso, el combate contra Pacquiao del próximo sábado por la noche en el T-Mobile Arena de Las Vegas es un combate dentro de la más grande pelea de Ugas.
"Mi madre siempre está en mi mente, mi familia siempre está en mi mente", dijo Ugas. "Al final, estoy luchando no sólo por ella, no sólo por mi familia sino por el pueblo cubano que está luchando por su libertad. Es una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo es algo de lo que estoy muy orgulloso. Siempre están en mi mente mientras me preparo para Pacquiao, seguro".
Esa "gran responsabilidad" es algo que Ugas tampoco rehúye. Está activo prestando su voz y sus esfuerzos para provocar el cambio y la libertad de Cuba.
Y lo hace a pesar de otros retos en su vida que asume y de los que también habla abiertamente.
Luchar a través del entrelazamiento de la vida con el amor, el dolor y los desafíos es una afirmación de quién es Ugas, y quizás el punto más alto llegue el 21 de agosto y después para él, su familia y Cuba.
"Estoy luchando por mi legado, estoy luchando por mi país, estoy luchando por mi familia", dijo Ugas, "y eso es lo más importante ahora mismo".