La temporada 2018-2019 del Chelsea femenino fue el punto de inflexión que impulsó a la entrenadora, Emma Hayes, a dar un cambio al equipo. Habían perdido en semifinales de la Champions League ante el Olympic de Lyon y en la liga nacional habían terminado terceras en la clasificación, lo que significaba no disputar la Champions la temporada siguiente. Con la llegada de un nuevo director de rendimiento, Bart Caubergh, el Chelsea se puso a trabajar con un objetivo: ganar la Champions en un plazo de dos años.